ENLACE DE DESCARGA
1. La leyenda del tiempo (Federico García Lorca/Ricardo
Pachón) – (Jaleos)
2. Romance del Amargo (García Lorca/Pachón) – (Bulerías por
soleá)
3. Homenaje a Federico (García Lorca/Pachón/Kiko Veneno) –
(Bulerías)
4. Mi niña se fue a la mar (García Lorca/Pachón/Veneno) –
(Cantiñas de Pinini)
5. La Tarara (Trad. Arr. Ricardo Pachón) – (Canción)
6. Volando voy (Veneno) – (Rumba)
7. Bahia de Cádiz (Pachón/Fernando Villalón) – (Alegrías de
baile)
8. Viejo mundo (Omar Khayyám/Veneno) – (Bulerías)
9. Tangos de la Sultana (Antonio Casas/Pachón/Francisco
Velázquez) – (Tangos)
10. Nana del caballo grande (García Lorca/Pachón) – (Nana)
El jefe de compras de El Corte Inglés advirtió a Ricardo
Pachón, productor de La Leyenda del tiempo: “Los gitanos me van a devolver este
disco”. Y razones no le faltaban. Con sus bulerías jazz-rock y García Lorca
pasado por la batería y el bajo eléctrico, la revolución fue un fracaso. Como
en los lejanos días en los que Bob Dylan recibía amenazas por electrificar los
instrumentos, Camarón de la Isla era entonces, 1979, uno de esos hombres
valientes destinados a cambiar el curso de la música y entretanto recibir
críticas durísimas de los suyos.
Que nada sería igual se anunciaba desde la portada, una foto
de Mario Pacheco, hoy dueño del sello Nuevos Medios. Camarón, con barba,
difuminado, bizqueando por el humo de un pitillo. “Como todo en aquel proyecto,
algo inesperado”, recuerda Pacheco, que tomó las fotos en el mismo estudio, el
de la discográfica Philips, que estaba en la avenida de América de Madrid,
donde hoy se levantan una gasolinera y una capilla. Allí llegaron Pachón y “el
contingente sevillano” aquel verano, tras una primavera de ensayos en la casa
del productor en Umbrete (Sevilla). Diego Carrasco a las palmas, Gualberto al
sitar –viejo conocido de Pachón de los días de Smash–, miembros del grupo
Alameda o Raimundo Amador y Tomatito, dos jóvenes tocaores con la misión de
sustituir a Paco de Lucía, que había acompañado a Camarón durante más de una
década, pero que decidió bajarse de este disco. En teoría jonda, unas bamberas,
cantes tradicionales de columpio, en tonos mayores y menores que devienen en
bulería revolucionaria con letra de un poema de García Lorca y la garganta
ambiciosa de un grandioso Camarón. Los críticos flamencos, por descontado, la
odiaron.
Texto: Rolling-Stone
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